Una obra que se encuentra en Alajuela, Costa Rica los arquitectos a cargo son Ana Ulloa, Roberto Rivera, la misma cuenta con un área de 350 metros cuadrados. Dentro de la misma ciudad se montó la residencia Menari, la cual pretende ser un respiro para sus habitantes por sus distintas vistas y morfología.
Sus dueños pidieron varios requerimientos según sus lineamientos en relación al manejo de la privacidad hacia su contexto inmediato, razón por la cual, la morfología responde a dicha intención y por esto la residencia se concentra, tornándose hacia un amplio patio interno y proyectándose al contexto por medio de una plástica transparente, caracterizada por volúmenes puros, sólidos en su mayoría, que establecen un juego de llenos y vacíos a través de las perforaciones que dejan notarse desde el exterior hacia el interior del inmueble, teniendo siempre jardines y verdes que se aprecian y forman unas visuales agradables.
Por lo que su volumetría se torna imponente en un contexto llano, donde la superposición geométrica se relaciona entre una superficie trapezoidal y un rectángulo, lo que busca la interacción de su materialidad sencilla, caracterizada por el uso de hormigón expuesto, vidrio y acero.
Es una obra donde se tuvo presente y en cuenta el clima caliente de la zona, lo que implica tener consideraciones en términos de utilización de estrategias pasivas para generar el estado de confort óptimo, ya que han establecido lineamientos bioclimáticos que van desde la orientación de la vivienda, cerrándose hacia los puntos de mayor exposición solar.
Además de la utilización de ventilación cruzada con grandes aperturas para ventilar de forma óptima los diferentes espacios, la iluminación natural fue uno de los puntos principales para tener presente.
Otras de las caracterizas son las grandes alturas y amplios aleros, así como la adecuada escogencia de los materiales para impedir el recalentamiento hacia lo interno.
En su diseño se nota como en su forma espacial se juega con las dobles alturas, donde se provoca una íntima relación entre el exterior y el interior, de modo que su materialidad neutro permite que resalten los pisos del área social en mosaico de diversos colores posicionados con un patrón particular, así como el piso de madera tintado azul para las áreas privadas de la casa, entre otras particularidades.
Otras de las particularidades de la vivienda son las amplias terrazas que perforan los sólidos volúmenes, estrechando la relación visual entre niveles, borrando los límites entre lo interno y lo externo, aprovechando que no se tienen bordes duros alrededor, para que así todos los espacios gocen y aprovechen de las visuales naturales en las que está inmersa la residencia.