Tomar conciencia de lo que acontece en el Amazonas y generar buenas prácticas para causar el menor efecto posible en el medio ambiente, es una responsabilidad que deberíamos asumir en lo inmediato.

Lo que está sucediendo en la selva amazónica, “el gran pulmón del mundo” -pieza clave para frenar el cambio climático y los efectos devastadores del calentamiento global-, debería servirnos para despertar la consciencia y tomar en cuenta que todo lo que hacemos repercute en mayor o menor medida en nuestro planeta.

Es nuestra responsabilidad, cada uno, desde su lugar, realizar nuestro aporte para desarrollar prácticas más amigables y sustentables, para evitar desastres ecológicos como estos, cuyas consecuencias son muchas veces irreversibles.

Los expertos anuncian que algunas de las consecuencias del incendio en la región amazónica implican la destrucción de miles de hectáreas de bosques y pérdida de la biodiversidad, el aumento en la temperatura global y fenómenos extremos como sequías e inundaciones, además de afectar y producir enfermedades respiratorias graves.

Si bien, como comentábamos en el post anterior, la principal causa del fuego que está arrasando en el Amazonas fue generado por la deforestación impulsada por las prácticas de agricultura del territorio, sin embargo, todos podemos colaborar para minimizar el impacto que le causamos al medio ambiente. Desde la arquitectura es posible contribuir aplicando técnicas sustentables en todas las etapas del proceso de construcción. Esto debería ser una norma prioritaria de construcción para todos los países.

La construcción sostenible desde sus diversas aristas contribuyen a proteger el planeta, se enfoca en la necesidad de reducir el consumo de energía y las emisiones de CO2. Esto con el fin de reducir al mínimo posible el impacto negativo sobre el clima y la contaminación vinculada a ello. La construcción de un edificio repercute en el entorno inmediato. Tanto en la fase de construcción como durante su vida útil y su fin de vida. El cual también se extiende más allá de la parcela del propio edificio. Veamos ahora algunos aspectos a considerar: 1. Localización de la obra: una vivienda sostenible se construye en un lugar previamente desarrollado que disponga de servicios básicos existentes próximos. Además se emplaza en un barrio en el que los usuarios pueden moverse caminando o en bicicleta. Sumado a esto, el área elegida para ser construida respeta la existencia de zonas verdes o áreas que se caracterizan por su valor paisajístico, por su biodiversidad, que albergan flora y fauna. Para ello establece unos límites de separación y no destruye zonas naturales para ser sustituidas ni por lo construido ni por el asfalto.

2. Construir con materiales que respetan el medio ambiente -de ser posible materiales vernáculos- y diseñar la vivienda teniendo en cuenta el clima del lugar. La huella de carbono se puede disminuir mediante la correcta selección de los materiales. Una vivienda sostenible ha sido construida con materiales regionales, pero también con materiales reciclados o re-utilizados, con materiales naturales y rápidamente renovables. Desarrollar un proyecto teniendo en cuenta las condiciones climáticas del lugar, como se mencionaba en la publicación anterior, apunta a estudiar en primer lugar el clima y las necesidades energéticas de la vivienda. Se evalúa los recursos disponibles del entorno para su máximo aprovechamiento: radiación solar, viento, existencia de vegetación y de otros elementos que proyecten sombra, cercanía al mar, etc. Posteriormente se aplica estrategias de la arquitectura pasiva para aprovechar dichos recursos. Es decir, se ponen en juego estrategias que permiten reducir la demanda energética y por lo tanto la necesidad de utilizar medios mecánicos para garantizar el confort interior de los usuarios de la vivienda. 3. Emplear técnicas de construcción adecuadas: la construcción modular e industrializada de viviendas permite construir de manera más sostenible. Este tipo de construcción genera menos residuos durante la fase de construcción en comparación a la construcción tradicional in situ. Dentro de este punto deben tenerse en cuenta: - Envolvente térmica eficiente: vinculado al comportamiento energético de la vivienda. Es fundamental entre otros aspectos, y en la mayoría de los climas, que la envolvente térmica disponga del aislamiento térmico necesario. - Envolvente térmica estanca sin filtraciones de aire: su objetivo consiste en reducir al máximo las pérdidas energéticas, mejorando el confort térmico interior y reduciendo el coste debido al consumo energético de la vivienda. Para ello este tipo de construcción se combina con la ventilación mecánica para la renovación del aire de la vivienda y la reducción de contaminantes en el interior. La instalación de un recuperador de calor en el sistema de ventilación mecánica permite además aprovechar el calor interior, reduciendo la necesidad de instalar otro equipos mecánicos de calefacción. - Técnicas de construcción protección del radón: el radón es un gas que afecta a la salud de las personas. El tipo de terreno sobre el que se edifica suele ser el factor determinante, pero también está contenido en los propios materiales de construcción, en el agua y en el gas que se utiliza en la vivienda. Es un gas que puede penetrar en los edificios por todas las aberturas por mínimas que sean. Los suelos graníticos son ricos en uranio, causa del origen del radón. Los sótanos son los que más concentración de radón pueden alcanzar, seguido de las plantas bajas de los edificios. Para evitar la entrada del radón se debe incluir una barrera entre el subsuelo y la envolvente del edificio, así como el sellado de fisuras. Por otro lado la ventilación natural o mecánica y los sistemas de detección de uso doméstico, son medidas que facilitan su evacuación. 4. Aprovechamiento de la energía de fuentes renovables: procedente de fuentes producida in situ o en el entorno, es uno de los pilares básicos para que un edificio sea de consumo nulo de energía. Consiste en el aprovechamiento de las fuentes de energía renovables, siempre que primero se haya reducido la demanda energética. Por ejemplo la energía solar térmica para la producción de agua caliente o la generación de electricidad mediante la instalación de paneles fotovoltaicos. Dichas energías renovables se deben integrar en la arquitectura. El techo solar es un ejemplo. Otros tipos de energía renovables son la mini-eólica o la geotermia.

5. Instalaciones bien dimensionadas: en una vivienda sostenible no debería ser necesario el apoyo de medios mecánicos para alcanzar el confort de los usuarios. Pero no siempre es posible alcanzar las condiciones ideales de bienestar. Cuando esto acontece se hace uso de instalaciones térmicas (calefacción, refrigeración y agua caliente) que consumen energía. Para limitar el consumo energético dichos equipos tienen que estar bien dimensionados, correctamente mantenidos y también aislados térmicamente. Los equipos de alta eficiencia energética, que cumplen los requisitos anteriores, permiten ahorrar en el consumo de energía. El aprovechamiento de fuentes de energía renovable permite además reducir las emisiones de CO2 debidas al consumo de energía contaminante.

6. Como explicábamos en el post anterior, en una vivienda sustentable los usuarios aprovechan la luz natural y utilizan iluminación de alta eficiencia energética. Para ello es importante contar con ventanas bien dimensionadas y localizadas. Por otro lado, también con elementos que evitan el deslumbramiento o las ganancias de calor no deseadas. Además disponen de sistemas de aprovechamiento de la luz natural que regulan de manera automática el nivel de iluminación artificial. Adicionalmente la instalación de sensores de movimiento en zonas de circulación o en aseos también permite reducir el consumo energético. Los pulsadores temporizados son otro recurso similar. 7. Estrategias para la reducción del consumo de agua potable en las viviendas, para un consumo responsable, eficiente y racional. Para ello se aplica diferentes estrategias. En primer lugar se utilizan equipos y aparatos de bajo consumo de agua (grifos de lavabos y duchas o electrodomésticos como lavavajillas o lavadoras) o que no necesitan agua (inodoros secos o de compost). Otra estrategia consiste en la re-utilización de aguas grises, provenientes de lavabos y duchas, para utilizarlas posteriormente en inodoros. Existen aparatos sanitarios de este tipo, todo en uno, que permiten re-utilizar el agua del lavabo llenando la cisterna del inodoro. Otra opción es almacenar el agua y después distribuirla para su re-utilización. El consumo de agua potable también se puede reducir limitando el consumo de agua en el exterior del edificio. En primer lugar mediante una selección de vegetación adecuada al clima y de origen autóctono, es decir, plantas que apenas requieran riego, tolerantes a la sequía. Por otro lado, si el riego es necesario, es lógico re-utilizar agua de lluvia en lugar de agua potable, y utilizar sistemas de riego de alta eficiencia.

8. En una vivienda sostenible los usuarios generan menos residuos. Los tres pilares básicos son la reducción, la re-utilización y el reciclaje. Como se mencionaba anteriormente en el diseño y construcción de una vivienda sostenible se aplican estrategias con este fin. Dichas estrategias tienen que ver con la selección de los materiales y las técnicas de construcción. Se re-utilizan materiales recuperados o que contienen material reciclado. También se utilizan técnicas de construcción industrializada y modular. Otra alternativa es la rehabilitación de edificios. Por ejemplo de viviendas abandonadas o de edificios que por su valor histórico o arquitectónico pueden ser restaurados. Edificios en los que se puede aprovechar parte o la totalidad de los elementos que lo componen. 9. La calidad del aire interior es fundamental en una “vivienda verde”. La ventilación mecánica o natural permite mantener los niveles de oxígeno necesarios. El objetivo consiste en mantener el ambiente interior respirable, fresco y limpio. Para ello es necesario aportar aire limpio por un lado, y eliminar los contaminantes generados in situ por otro. Contaminantes como el CO2 debido a la actividad humana o el monóxido de carbono proveniente de equipos de combustión, como las calderas para calefacción por ejemplo. Además una vivienda sostenible está construida con materiales de bajo contenido en compuestos orgánicos volátiles (COV). Estas emisiones se encuentran en pinturas, adhesivos y sellantes, suelos, maderas compuestas, aislamientos térmicos y acústicos y muebles. Los compuestos orgánicos volátiles contaminan el aire interior de las viviendas y afectan a la salud de las personas. Las estrategias más efectivas consisten en elegir los materiales adecuados y garantizar la renovación del aire interior. Lo que sucede en el Amazonas es realmente preocupante. Tomemos un rol activo para cuidar el planeta que habitamos y seamos responsables con nuestro accionar, ya que los daños que se están produciendo son definitivos y afectarán la vida de la población mundial.