Esta vivienda se sitúa en Tochigi, Japón, sobre el lago Chuzenji, aproximadamente a 100 kilómetros al norte de Tokio. Ocupa un área de 640 m², la altura del edificio es de 7,33 metros. Se trata de una de las obras del prestigioso estudio de arquitectura japonés Nikken Sekkei.
Fue creado como una segunda residencia de vacaciones. La vivienda conserva un perfil bajo, cuyos techos prolongados acentúan su horizontalidad. La cubierta no interrumpe la vista hacia el lago y las montañas. En cierto aspecto da la sensación como si se borraran sus rastros del paisaje, para convertirse más en un marco que permite exhibir el espectáculo de la naturaleza en la que está inserta.
Esta casa construida en concreto y vidrio, recupera los mejores elementos de la arquitectura japonesa en beneficio de una vivienda contemporánea, un tanto minimalista.
Al ingresar a esta casa uno se encuentra con el área social, un comedor que funciona además como recibidor. Se organiza una circulación interior continua en forma de espiral ascendente; en el siguiente nivel se encuentran los espacios más privados, las habitaciones.
A medida que uno se desplaza por el interior se van descubriendo nuevas líneas de visión hacia el lago.
Se puede percibir la relación activa, la fuerte vinculación, que se establece entre la arquitectura y el paisaje.
Los ambientes frente al lago son espacios más abiertos y pensados como áreas de estar, que integran el sonido del agua, el viento y la lluvia como elementos primordiales para la construcción del contexto espacial de la vivienda. El edificio cuenta con una abundante iluminación que penetra en el interior. Las diversas áreas que la componen presentan diversos entornos térmicos.
Su estructura es un espacio interconectado con distintas alturas, no hay un ambiente homogéneo. Invita al visitante a vivir este sitio de diferentes maneras cada día. Los huéspedes se benefician de una amplia movilidad y gran funcionalidad de las diversas áreas que la conforman.
La humedad del lago, posibilita a los residentes encender la chimenea en cualquier época del año -inclusive durante las noches de verano-, transformando el espacio habitable en el corazón de la posada, donde los huéspedes se reúnen para disfrutar de las agradables vistas del lago.
Esta obra logra transmitir y hacer vivir en quienes la habitan una conexión con la naturaleza que la circunda, la cual fluye hacia todas los espacios que la constituyen, tanto en el interior como en el exterior del edificio. La misma logra un resultado escultural gracias al espiral de hormigón visto. Este proyecto consigue admiración tanto de su exterior como de sus exquisitos interiores.
Fotografía: Harunori Noda Gankohsha