Esta casa de verano en Amagansett, Long Island, se constituyó como un desafío resuelto satisfactoriamente, acorde al presupuesto y a las necesidades del cliente. Todo el edificio se instaló en dos días y se completó en dos meses.
Situada en un terreno triangular, boscoso y elevado, el estudio de arquitectura logró transformar unos contenedores marítimos en esta casa de fin de semana, con un gran espacio exterior y un área para ubicar una piscina, aprovechando las hermosas vistas y una vasta luz natural.
Los clientes, una pareja con 3 hijos, se contactaron con MB Architecture con el objetivo de construir una casa para su uso durante el verano y el fin de semana. Le solicitaron al estudio que les proporcionaran 4 dormitorios, 3 baños que puedan ser compartidos, cocina y espacios de vida; además, áreas de comer y recreación al aire libre, una piscina; y suficiente área de césped para jugar.
Los clientes tenían un presupuesto limitado, por debajo de los costos de construcción vigentes. Sin embargo estaban abiertos a explorar materiales, métodos de construcción y estrategias de diseño que pudieran brindar soluciones asequibles e interesantes.
El estudio sugirió prefabricar el edificio fuera del sitio; y el uso de contenedores de envío para disminuir costos, facilitar el transporte y aportar el tipo de experimentación de diseño al que estaban abiertos.
Como estos contenedores son estrechos (2 m de ancho, con el interior terminado) se optó por apilar dos contenedores de 12 m de largo x 2.4 m de ancho en la parte superior de otros dos, y retirar el piso interior/pared/techo de la mitad de esta unidad de 4 contenedores para crear un holgado espacio de 5 m de altura y vida. Eso generaría un alivio espacial necesario. Para llegar al segundo piso, se instaló una amplia escalera, tomando todo el ancho de un solo contenedor; de esta manera, se extendió el techo alto de la sala de estar y se convirtió la escalera en una especie de habitación "anfiteatro" que da al patio trasero, la piscina y las puestas de sol, a través de ventanas de piso a techo y de pared a pared.
Se buscó la simplicidad del diseño espacial y los materiales, para producir habitaciones atractivas y limpias, al tiempo que se alcanzaban los objetivos presupuestarios. Se utilizó la geometría rectilínea de los contenedores y sus resistencias estructurales propias para orientar el diseño de la sala y los requisitos estructurales. La pequeña extensión del segundo piso está esencialmente atornillada y soldada de vuelta al edificio principal y mantenida en tensión; carece de vigas debajo.
MB Architecture colocó estratégicamente un contenedor individual -que alberga dos dormitorios y se constituye como casa de huéspedes- un poco alejado del edificio principal para crear espacios al aire libre en forma de patio, que permiten que el edificio se acurruque en el paisaje inclinado, al tiempo que hace que la casa pequeña se sienta espaciosa.
Un roble alto se retuvo cuidadosamente durante la construcción y mantiene un punto de pivote que ancla las dos partes del edificio juntas. El puente transparente que conecta estas dos zonas del edificio está rodeado de vegetación que genera una agradable experiencia de recorrido.
La fachada de metal corrugado está pintada de negro para fundirse en el paisaje, los interiores presentan una atmósfera brillante y aireada con paredes blancas y una generosa cantidad de luz natural. Las paredes de acristalamiento potencian esa relación del adentro y el afuera.
Los contenedores marítimos fueron la solución perfecta, reduciendo significativamente los costes y ofreciendo al mismo tiempo una estrategia de diseño única.