Proyecto de los arquitectos Álvaro Siza y Carlos Castanheira. Edificio silencioso en su apariencia y elocuente en su interior.

La obra ocupa un área de 5.300 metros cuadrados. Se emplaza a lo largo de la orilla norte del lago Donqian en Ningbo, China. Lo circunda un paisaje verde y húmedo. Su síntesis extrema ofrece una fuerte calidad expresiva que por contraste lo destaca. 
En sus salas el museo expone una variedad de pinturas y esculturas chinas antiguas y contemporáneas. 

Se trata de una pieza totalmente negra -con carcasa de metal corrugado-, definida por un plano ondulado. La fachada continua le otorga una superficie de apariencia aterciopelada por efecto de la luz.  Los atisbos de actividad en el interior se perciben a través de los cristales deslizantes a lo largo de la base de hormigón que contiene un vestíbulo y un sótano. Presenta un marcado contraste entre el exterior y el interior del museo. La obra brinda elegancia y misterio. Para el visitante se plantea un recorrido lúdico. 

En la mayoría de los pisos, los espacios internos en una franja hacia el Noroeste, incluyen atrios, ascensores, escaleras, servicios y baños. Una segunda franja contiene espacios de mayores dimensiones: vestíbulo, biblioteca, salas de administración y exposición.

En el lado sureste, se percibe un amplio espacio triangular de altura completa, iluminado por una claraboya y rodeado de rampas desde el primer al cuarto piso. La luz natural se destaca por las paredes blancas y se traslada a las habitaciones circundantes, mediante sus aberturas.

El sótano y el último piso empotrado se distinguen por función y dimensión. Se organizan de acuerdo con el orden espacial y estructural y en relación con el impacto de otros niveles de pisos. El sótano constituye el área correspondiente al volumen visible del edificio, con usos y circulación similares a los pisos superiores, además se extiende bajo la vía de acceso, y bajo una estrecha franja, acomodando áreas técnicas.

La estructura y losa de cubierta para un segundo nivel, retiene y delimita la ladera y su vegetación. 

El edificio, cubierto con láminas de aluminio corrugado, surge oscuro en el paisaje. Su imagen muta de negro a plateado, según el ángulo de incidencia de la luz y el ángulo de visión. El interior es un ensayo de la luz, capturada en el patio interior y distribuida desde allí a las zonas ubicadas a su alrededor. La iluminación controlada de los diferentes espacios expositivos emplea luces de tubo, suspendidas tanto horizontal o de manera vertical de acuerdo al caso.

Externamente, una rampa peatonal vincula el ingreso del museo con las carreteras de la zona residencial y el hotel cercanos. El proyecto se pensó para que sea parte de una relación de convivencia entre el paisaje natural y los edificios preexistentes, conservando el protagonismo propio de un edificio público y cultural.


Fotografía: Bowen Hou