“El uso hace a las formas y no al revés”, ésta fue la resolución que adoptaron los arquitectos del estudio holandés Orange Architects a la hora de crear esta vivienda moderna y funcional. La propiedad está situada en la isla Texel frente a la costa continental, en pleno Mar del Norte. Es una pequeña casa vacacional que cuenta con un diseño basado en: ahorrar espacio con el uso de elementos prefabricados y un diseño flexible.
Apostaron por un concepto basado en la división de los espacios en función de la utilización que se le da a ellos, y no tanto en la existencia de elementos físicos como las paredes; para aportarle a su vez más aire y luminosidad a los ambientes.
Presenta un diseño compacto y una distribución fluida y abierta que invita a los ocupantes a la distensión. La casa posee grandes ventanales que proponen conectarse con el bosque en el que está emplazada. Los techos están equipados con tragaluces que le otorgan a los residentes la posibilidad de dormir bajo las estrellas. Además, la vivienda -desde la arquitectura- inspira al juego y a la exploración, a armar y desarmar ambientes. En vez de construir habitaciones separadas para diferentes propósitos divididas por paredes como una casa tradicional, los arquitectos incluyeron espacios prefabricados y multifuncionales con la capacidad de dividirlos y transformarlos de acuerdo con diferentes funcionalidades (por medio de paneles móviles).
Este tipo de diseño, propone diferentes espacios según las horas del día. En períodos diurnos una biblioteca, una mesa de comedor, una cocina y una sala de estar integradas; mientras que en etapas nocturnas los paneles de madera (situados en el pasillo interior) giran 90 grados para diferenciar las distintas habitaciones: la cama se transforma en un dormitorio de tamaño completo, mientras que la ducha oculta y el lavabo se convierten en un baño en suite. La casa se adapta: las láminas móviles en el patio exterior se pueden modificar en días ventosos, mientras que el lugar ofrece una sombra refrescante.
En el esfuerzo por mantener un volumen compacto y al mismo tiempo maximizar el espacio, los diseñadores idearon habitaciones que puedan brindar -al menos- dos funciones cada una.
La residencia contiene un juego de luz y materialización cuando los rayos del sol traspasan los paneles de abedul y las láminas móviles. El efecto destaca los espacios definidos por la carcasa exterior de madera teñida de negro.
El edificio presenta una forma de techo irregular que se eleva a un lado para acomodar un área para dormir a nivel de loft.
Apostando a la sostenibilidad y para minimizar el desperdicio de la construcción, las paredes y el techo fueron prefabricados en el taller del contratista antes de ser transportados a la isla. La casa además está equipada con paneles solares ubicados en la azotea y un sistema de drenaje de agua de lluvia para riego.